domingo, 6 de julio de 2014

Mitología de Orfeo

Uno de los objetivos de este blog es compartir mis Pruebas de Evaluación Continua o PECs (como se las conoce en la UNED), tanto para que sirvan de ayuda a los nuevos estudiantes, o también para comentarlas y mejorar los comentarios entre todos. Aunque también pueden servir como curiosidad para los que tienen algo más lejano el mundo del Arte.

En esta entrada comparto parte de la PEC de Mitología e Iconografía Cristiana correspondiente al curso 2013-2104. Esta PEC fue puntuada en total con un 9 (y junto con el 10 en el examen de la convocatoria de junio fue lo que me llevó a la que espero que sea mi primera Matrícula de Honor en este grado :) ).

Mitología de los Héroes: Orfeo

Orfeo es un personaje de la mitología griega clásica que se encuadra dentro de la Época Heroica. Como el resto de héroes, su vida se encuentra entretejida con la verdadera historia de Grecia. Se cree que Orfeo nació en Tracia, en los Balcanes, antes de la guerra de Troya, siendo su padre el rey Eagro y su madre la musa Calíope. Calíope es la musa de la poesía épica y la elocuencia, pudiendo estar relacionado este hecho con la vida heroica de su hijo. Existen otras versiones en las que se dice que su padre es el dios Apolo, patrón de la poesía y la música, hecho que cobraría más sentido debido a la devoción que tenía Orfeo por estas artes, y a la pericia con la que tocaba la lira y cantaba (se decía que podía conmover a toda la naturaleza con su música). Se cree que fue un poeta anterior a Homero y se le considera como el mejor músico que ha existido jamás. Esta capacidad musical hizo que fuese un partícipe de gran importancia en la aventura de Jasón y los Argonautas: una versión comenta que, cuando la nave Argo pasó cerca de la isla de las sirenas, Orfeo cantó y tocó su lira embelesando a los remeros de la embarcación e impidiendo así que desviasen su rumbo siguiendo el canto de las sirenas.

            Pero el episodio de la vida de Orfeo que cobra más importancia en la Historia del Arte es su descenso a los infiernos en busca de su esposa, la ninfa Eurídice. Se dice que Orfeo es un héroe especial, ya que sus hazañas están más relacionadas con la música, el amor y su descenso a los infiernos que con aventuras guerreras. Es más, su aventura sólo obedece a un interés personal, no como en el caso de otros héroes, que suelen ser encargos. La leyenda cuenta que en las bodas de Orfeo y Eurídice uno de los invitados, Aristeo, estaba tan ebrio que intentó violar a Eurídice. Ésta escapó y, en el jardín, murió por la mordedura de una víbora. Orfeo cayó en una tristeza absoluta, dejando la música de lado y vagando por el mundo. Durante su camino recordó el mito de Perséfone, y pensó que si le cantaba su historia a la diosa se conmovería y le devolvería a su amada. Por ello decide bajar a los infiernos y rogar al dios Hades y a su esposa Perséfone que la devuelvan al mundo de los vivos. Pero el camino a los infiernos es muy complicado, y en primer lugar tiene que convencer al barquero Caronte para que le deje pasar, ya que éste sólo guía a las almas de los recién muertos; también debe conseguir pasar por la puerta que vigila el can Cerbero. A ambos los consigue obnubilar gracias a su música. También consigue convencer a la pareja de dioses gracias a sus artes musicales, y permiten así que Eurídice vuelva con Orfeo al mundo de los vivos. Pero le ponen una condición: deben caminar en silencio y él no puede volverse a mirarla en todo el camino de vuelta. Sin embargo, la impaciencia puede con Orfeo y se gira para verla, cumpliéndose la amenaza y quedándose Eurídice en los infiernos, esta vez ya para siempre. Y así Orfeo volvió a vagar desconsolado por el mundo. Existen varias versiones sobre la muerte de Orfeo: en una primera muere despedazado a manos de las mujeres tracias, probablemente bacantes, celosas de que siguiese enamorado de Eurídice; otra versión dice que Zeus le destrozó con un rayo, enfadado porque reveló a los hombres las verdades del Más Allá mediante los misterios órficos u Orfismo (similares a los misterios de Eleusis de Deméter y Perséfone). Su cabeza siguió cantando (la arrastró el río Ebro y el mar Mediterráneo hasta la isla de Lesbos),  su alma pasó a los Campos Elíseos, y su lira se convirtió en constelación. Las musas, con una tristeza insoportable, reunieron los pedazos del cuerpo de Orfeo y los enterraron en el Olimpo (donde dicen que los pájaros cantan de una manera muy bella), pudiendo así reunirse al fin con su amada.

            Orfeo es uno de los personajes mitológicos de la Grecia Clásica con el que se han creado varios paralelismos iconográficos en el arte cristiano. En este caso Orfeo presenta paralelismos iconográficos con el Rey David y Cristo. Tanto Orfeo como el Rey David fueron músicos y poetas, y por lo tanto se representan tocando liras o arpas, aunque el héroe mitológico suele ser representado más joven que el Rey David, un anciano con barba. Su conexión iconográfica con Cristo se detalla a continuación.
            La vida de Orfeo se representa en la Historia del Arte principalmente gracias a los tres episodios principales de su vida: su habilidad en la música, su bajada a los infiernos y su muerte (principalmente la que llevaron a cabo las mujeres de Tracia). Orfeo es fácilmente reconocible iconográficamente, ya que suele portar sus atributos musicales (normalmente la lira, aunque también se le representa con una cítara o un violín) y lleva vestiduras típicas de la sociedad griega clásica. En el arte clásico, las primeras representaciones se realizan en cerámicas de figuras rojas de la Grecia Clásica (ca. S. IV a.C.), en las que se representa la muerte de Orfeo a manos de las Tracias. 

Muerte de Orfeo. Ánfora ática de figuras rojas del 440 a.C. (Staatliche Antikensammlungen, Munich). Fuente: Wikipedia

Más tarde, en los mosaicos romanos de los primeros siglos después de Cristo, se le suele representar como “domador” o aplacando a los animales con su música. Una representación paleocristiana que aparece en algunos sarcófagos romanos (e.g. las catacumbas de Domitila, Roma, s. IV d.C.) se considera como un posible antecedente iconográfico del Buen Pastor cristiano: Orfeo aparece con un cordero sobre los hombros. 

Orfeo rodeado por los animales. Mosaico Romano del III d.C. (Museo Arqueológico Regional, Palermo). Fuente: Wikipedia

Igual de interesantes son algunas de las representaciones de Orfeo crucificado (300 d.C.) – denominado Orfeo Báquico Crucificado –, que también podrían considerarse como antecedentes iconográficos de Cristo en la Cruz. 

Orfeo Báquico. 300 a.C. (Staatliche Museen, Berlín). Fuente: akarru.org

En el Renacimiento casi todas las escenas del mito son representadas profusamente por numerosos artistas (e.g. del Sellaio, 1480-90; Durero, 1494; Vecellio, 1508, dell’Abbate, 1552-1571, Brueghel el viejo, 1594). En el Barroco se puede mencionar la bella obra de Rubens (1636-1639), en la que nos representa a Orfeo llevando de la mano a Eurídice fuera del inframundo, dejando atrás a Hades y a Perséfone, al igual que la de Vignali (1625-30) o la de Poussin (1650), con la misma temática pero dotando de más importancia al escenario esta última. 

Orfeo y Eurídice, Pedro Pablo Rubens (1636.1637) (Museo Nacional del Prado, Madrid). Fuente: Museo Nacional del Prado

Paisaje con Orfeo y Eurídice, Nicolas Poussin (1650-53) (Museo Nacional del Louvre, París). Fuente: Wikipedia

La escena de la salida del inframundo es quizás la más representada durante los siglos XV-XVII. Los pintores flamencos y holandeses del s. XVII también aprovechan el episodio de Orfeo como amansador de animales como excusa para alardear de sus dotes al pintar fieras y paisajes, como es el caso de Il Padovanino. A finales de la Edad Moderna (principalmente en el s. XVIII) la escena de la segunda pérdida de Eurídice, tras mirarla Orfeo, es una de las más representadas debido a su dramatismo (e.g. Cervelli; Burrini, 1697; Cignani; Restout, 1763). 

Orfeo y Eurídice, Giovanni Antonio Burrini (1697) (Kunsthistorisches Museum, Viena.). Fuente: Wikipedia

Los pintores simbolistas del s. XIX detallarán más el dolor inconsolable de Orfeo tras la pérdida de su amada, y su muerte (e.g. Paenlick, 1818; Lévy, 1863;), y cómo las musas encuentran su cabeza, al lado o formando parte de una lira (Moreau, 1865; Deville, 1893; Waterhouse, 1900). 

La muerte de Orfeo, Émile Lévy (1866) (Museo de Orsay, París) Fuente: Wikipedia

Ninfas encontrando la cabeza de Orfeo, John William Waterhouse (1900) (Colección privada). Fuente: Wikipedia

A principios del s. XX el poeta Apollinaire crea una tendencia abstracta y colorista del cubismo parisino, en la que se exalta el color y la luz, y la denomina Orfismo o Cubismo Órfico, ya que conjunta la música y la poesía de la misma manera que se intenta unir el color y la luz. En esta tendencia se situarían por ejemplo las obras de Delaunay.

            La leyenda de Orfeo también ha tenido cabida en otras artes, como la escultura (en todas las etapas de la Historia del Arte, e.g. Rodin), la música (e.g. la ópera L’Orfeo, favola in música de C. Monteverdi, 1607; o la ópera bufa Orfeo en los infiernos de J. Offenbach, 1858), la poesía (e.g. las Geórgicas de Virgilio, s. I a.C.; las Metamorfosis de Ovidio, s. I a.C.-I d.C.; Un Orfeo burlesco de F. de Quevedo, s. XVII), y el cine (e.g. Orfeo Negro de M. Camus, 1959).

Referencias:
García Gual, C. 2004. Historia de la filosofía antigua. Enciclopedia IberoAmericana de Filosofía. V. 14. Ed. Trotta. Pp. 408.
Martínez de la Torre, C., González Vicario, M.T., y Alzaga Ruiz, A. 2012. Mitología clásica e iconografía Cristiana. Ed. universitaria Ramón Areces. Pp. 350.
V.V.A.A. 2013. Mitología. Todos los mitos y leyendas del mundo. RBA libros. Pp. 528.
Blog de Dexedrina
Página web Taller 54

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